La vocación suspendida de Lauren Mendinueta

Por Gustavo Ortiz *

Cuando uno se encuentra con la voz y el alma de Lauren Mendinueta, se reconoce una vocación suspendida, donde la memoria, el abandono, la soledad y hasta el amor, le dan la tranquilidad a las imágenes. Llevo seis años leyendo de cerca a Lauren y uno se encuentra con la serenidad canónica de su presencia, se trasforma en una necesidad lectora, más allá de cualquier categoría física.

La Vocación suspendida (Editorial Point de Lunettes, Sevilla, España), es un libro que además de ser reconocido con el VI Premio Internacional de Poesía "Martín García Ramos", viene a ser un acercamiento subjetivo y teórico de la idea del viaje que siempre ha estado en la escritora barranquillera.

Pasan los años,

y aunque la vida me acusa de inmovilidad

también yo he viajado.

Como una partícula de polvo

he revoloteado por la casa y me he prendido a los libros.

Como un insecto he reposado a la orilla de las acequias,

o simplemente he sido una mujer que de tarde en tarde

ha mirado hacia el mar

buscando barcos olvidados por la neblina

y que vuelven a la memoria,

sin esperanza distinta a la muerte.

La rigidez posible en la metáfora, el evitar el caos semántico, quizá no solo sea estrategia, sino una cierta verdad en que ella, como mujer, habla de manera más libre. Vale preguntarnos si la correcta dosis de saber la nostalgia de ella frente a los signos, siendo ella un signo más y hablando esos signos y hablada por esos signos, le de ese estatus invisible e inefable de repetirse siempre el lector por su escritura, como por una barco que no tiene otra esperanza distinta de la muerte. El control del poema, lejano a las tendencias posmodernas, le da esa categoría madura y reflexiva a Lauren Mendinueta, tras seis libros, como una voz esencial en el ámbito crítico poético hispanoamericano.

Al ser un poemario orgánico y cerrado con Jon Juaristi nos presenta en el prólogo, sólo nos queda sumarle el hecho entonces estructural y teórico, donde Lauren se presenta y ausenta, en cuatro fases donde los textos de este libro, adquieren otro nivel más de significación: La errancia y la proximidad, Para el amor o alguna otra fe, La vocación Suspendida, La realidad Alterada. Podemos hablar de estas fases como especies de libertades donde no se pierde la tranquilidad de saberse abandonada y recordada, ya sea en sí misma, luego en el amor, en la tercera fase, en sus clásicos intertextos femeninos o en furia más cierta de cierre.

Para quedar allí en las inevitables pero "dulces mansiones de la mente " donde la palabra se hace imaginería y casi siempre metáfora.

*Profesional en Estudios Literarios de la Universidad Nacional de Colombia)