Cartas de los lectores No. 108

EXCELENTE FAJARDO. Me ha parecido excelente el artículo de Carlos Fajardo sobre Coetze, Celan y otros temas afines, y me ha alegrado que, de las muchas traducciones existentes de "Fuga de muerte" hayáis escogido la mía, no porque lo sea, sino porque es la única que traduce "Der Tod ist ein Meister aus Deutschland" por "La muerte es un amo de Alemania", siguiendo en esto a Jorge Semprún (que además de saber muy bien alemán estuvo preso en Buchenwald), y que elimina el ambiguo "La muerte es un maestro de Alemania", que siempre me chirrió por lo que parecía suponer de injusta implicación de los docentes en aquel universo concentracionario. Sigo leyendo Con-Fabulación semana tras semana. Enhorabuena por hacerlo tan bien. Jesús Munárriz, poeta y editor español, director de Hiperión

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LA DICTADURA DE LA DEMOCRACIA. Una lástima que el texto que encabeza la última Confabulación, La dictadura de la democracia, haya llegado sin la firma del autor. Presumo que es la editorial, esa abstracción. Pero no importa: Juan Ramón Jiménez concibió, creo que sin llevarla a cabo, una revista que se llamaría Anonimato, en la que se publicarían textos, no autores. A lo que importa, entonces: es un texto muy bien escrito, pero sobre todo muy lúcido y muy doloroso, quizás lo uno por lo otro o lo otro por lo uno: la lucidez es la herida más cercana al sol, dijo ese otro gran confabulador que fue René Char.

El problema con la lucidez es que, mientras más cercana al sol, más oscuros suelen ser sus dictámenes, más sombrías sus intuiciones sobre el porvenir, más desolados los sueños sobre los que se yergue. Y sí: la derecha gana hasta en la izquierda, y es así como nos querrán hacer creer que la izquierda hoy la representa en Colombia Gustavo Petro, o en Chile la Michelet y la Kirchner en Argentina, y así, siguiendo hasta la Península Ibérica donde la representa un zapatero, con lo que no ganan sino los aznos, etc., etc., etc. No hay siquiera un humanista presidiendo los destinos de cualquier nación, así sea un “humanista de derecha” (una contradicción en los términos). Estamos pues, de verdad, Petrificados, y esa calcinación ya ni siquiera se llama Álvaro o Gustavo, pobres rostros afables del avance de la muerte, pues es al fin ella, la imbatible Tánatos, la que dicta las órdenes en casa, hoy asomando su ojo maligno y ominoso detrás de la dulce palabra Democracia. Qué pensaría Whitman, qué sentirá ahora, mudo ya pero ansioso de gritarnos: “es mejor aquí, poetas, vénganse para acá, les aseguro que es mejor acá”. Y es así, en un domingo cualquiera, como la realidad termina por enseñarnos que la esperanza no es sino una manera piadosa de ocultarnos a nosotros mismos la verdad, que las utopías son el espejismo trágico de la desesperanza, y los sueños, muchachos, los sueños, nada más que una engañosa forma de la muerte. Termina uno por entender y hasta por abrazar el nihilismo, ese paisaje sin paisaje, ese desierto sin horizonte. Me quedan estas lágrimas, cosa inútil, volátil y pobre líquido salubre y salobre del impotente, balazos que no me di. En fin: nos queda la poesía, el último bastión, muy bien representada hoy, todavía, por El grito de Munch, por El triunfo de la muerte de El Bosco y por ese sobrecogedor poema de Paul Celan al que, sin embargo, le debemos añadir que la muerte ya no es un maestro de Alemania, pues el maestro ya no tiene patria: está por todas partes. En fin. En fin. Qué bella, qué dura palabra: Fin. Gabriel de Campos

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LOS FELICITO POR SEGUIR VIVOS en un país donde se mata al que piensa distinto, al que escribe distinto, al que ama distinto. Nosotros, espero, sigamos siendo amigos siendo tan distintos. No sólo los leo, sino que comparto y divulgo. Muchos colombianos aquí en EEUU y otros en Europa se sirven de su espacio para mantener el diálogo con Colombia. No obstante, hoy les escribo porque no me parece gallardo su editorial del último número, tampoco la mala leche de la caricatura en la misma editorial. No podemos dar la vuelta extrema de la postmodernidad para unirnos como los más recalcitrantes conservadores; primero aprendamos de la modernidad ilustrada a entablar el diálogo con el otro, a respetar la otredad. La clarividencia de la postmodernidad, como la de muchos intelectuales nuestros, me aterra. Como los más ortodoxos conservadores blandimos el diente sobre el otro, sobre el hermano que nos increpa, sobre quien se batió en diálogo, sobre quien confrontó e incluso invitó al debate (cuidado, con esto último, un debate evadido por el igualmente admirado Carlos Gaviria). No podemos repetir los modelos de una caduca izquierda latinoamericana, amodorrada y usurpada por sujetos no muy humanos, no muy reflexivos sino apenas coyunturales y prestos al caos por el caos (…) Enrique Ferrer Corredor, escritor colombiano

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EN BUSCA DEL SALUDO PERDIDO. Hace rato les envié un cordial saludo donde me alegraba de la existencia de vuestra revista virtual pero al parecer el saludo se perdió en el camino sideral. Hoy les envío de nuevo un abrazo y les deseo que sigan en esa línea de cultura y política. De paso los invito a ver este cortometraje de colombianos en Suecia. Maria Kallin, traductora y poeta sueca