Sorpresas nos da la vida: Sobre la encuesta colombiana de artes plásticas

Por Fernando Guinard (Director del Marea)

En países subdesarrollados donde la mayoría de la población que elige pobre y manipulable, se vive en una dictadura de la ignorancia. Los gobernantes son elegidos por una masa que en pleno siglo XXI todavía cree en dioses humanizados y en humanos divinizados, en mitos religiosos y en supersticiones dogmáticas.

Una encuesta relacionada con las preferencias subjetivas de cada quien con respecto a la obra que ha permanecido en su memoria a través de los tiempos tiene muchas limitantes pues sólo participan personas que tienen conocimiento con respecto a las artes visuales. Mejor dicho una minoría culta con sensibilidad y conocimiento, los “famosos intelectuales”.

Y eso que el loco Álvaro Bejarano dice: “La vida me enseñó que no hay nada más bruto que un intelectual colombiano”.

Exagera un poco. Por ejemplo en esta encuesta, cuyo universo eran los artistas plásticos y visuales desde la época de la colonia hasta nuestros días, hubo un personaje que votó por los indígenas de diferentes culturas convertidos en un maestro único. ¿Por qué será que no entienden?

Sin embargo los intelectuales tienen una percepción superior del hecho estético con respecto a la masa.

Entre los diez artistas de la memoria estuve de acuerdo con los encuestados en votar por Alejandro Obregón, el gran pintor colombiano, el mago que después de muerto seguía produciendo esculturas en mármol de todos los tamaños y todos los colores para todos los gustos. Y por Luis Caballero dibujante y pintor de fuerza descomunal y exquisita factura que se hubiera escandalizado al invitársele a participar para elegir los 50 de la memoria, cuando él consideraba que en este país no existían siquiera 10 artistas.

Y por el maestro Fernando Botero, indudablemente el artista colombiano más representativo en la historia, cuya trayectoria e influencia en la formación de una juventud desencantada es muy admirable, los colegas le han cobrado, con eficiencia, las palabras con las que se ha referido respecto a ellos cuando en una ocasión dijo que en Colombia “los artistas son todos derivados”, que él era el único original y que la virgen santísima le había hecho el milagro.

Sin embargo cuando uno observa, por ejemplo la obra de los expresionistas colombianos Loochkartt o Alejandro Obregón, y la compara con la de los europeos, se puede deducir que sólo se parecen en la espontaneidad del gesto. Juan Antonio Roda, es un excelente pintor, dibujante y grabador. Y ha navegado por la figuración y la abstracción como pez en el agua, como el maestro Armando Villegas, el pintor figurativo y abstracto que más ha profundizado sobre la temática de las fabulaciones indígenas de América cuyos mundos sobrenaturales ha plasmado en el realismo mágico que evoca su pintura.

Voté por Olga de Amaral por su capacidad para ascender al mundo sobrenatural de lo sensible, porque cuando observo una obra de ella me produce un placer genial, un acto de fe a las deidades ancestrales. Obra de ella se puede observar en los mejores museos del mundo. Para que se desembrutezcan un poco.

Y voté por el pintor y dibujante Augusto Rivera porque “cuando se quiere explicar lo inexplicable el mito ingresa en la poesía. Como el maestro Augusto Rivera, en la votación quedó en los últimos lugares, en la página del Museo Erótico Americano pueden tener información al respecto.

Y voté por Fernando Maldonado, pintor, dibujante y educador, creador de mundos paralelos, atmósferas creíbles.

En estas encuestas abiertas también se presentan artistas sin ética, que votan por ellos mismos, o porque son débiles y piensan inmortalizarse con Con-fabulación y el MaReA.

Me extrañó mucho la baja votación que tuvieron artistas como Nadín Ospina, Carlos Jacanamijoy, Fernando Uhía, Humberto Junca, y la escasísima votación de Beatriz González, burócrata de la cultura, teórica del Ministerio de Cultura, curadora durante muchos años del Museo Nacional, y jefe de adquisiciones de la Colección del Banco de la República cuya votación fue ridícula. Algo nuevo está pasando. Las mentiras y los falsos ídolos están cayendo, o los están desenmascarando.

Sorpresas nos da la vida.